El insomnio es un trastorno del sueño que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por dificultad para conciliar el sueño o mantenerse dormido, incluso cuando una persona tiene la oportunidad de dormir lo suficiente. El insomnio puede tener un impacto significativo en la salud y el bienestar general de una persona, ya que puede causar fatiga diurna, irritabilidad, dificultad para concentrarse y disminución de la productividad.
El insomnio puede ser clasificado como agudo o crónico, dependiendo de su duración. El insomnio agudo es a corto plazo y a menudo ocurre como resultado de un evento específico, como el estrés o la enfermedad. El insomnio crónico, por otro lado, es a largo plazo y puede durar meses o incluso años. A menudo se asocia con condiciones médicas o psicológicas subyacentes, como la depresión, la ansiedad o el dolor crónico.
Hay varios factores que pueden contribuir al insomnio, incluyendo factores de estilo de vida como el consumo de cafeína, horarios de sueño irregulares y falta de ejercicio. Los factores ambientales, como el ruido, la luz y la temperatura, también pueden afectar la calidad del sueño. Además, las condiciones médicas y psicológicas como la apnea del sueño, la depresión y la ansiedad pueden contribuir al desarrollo del insomnio.
Afortunadamente, hay varios tratamientos efectivos disponibles para el insomnio, incluyendo terapia cognitivo-conductual, educación sobre higiene del sueño y medicación. Es esencial buscar ayuda de un profesional de salud mental calificado si se experimentan síntomas de insomnio, ya que el tratamiento puede mejorar la calidad de vida y el bienestar general.
Medicamentos:
Métodos no farmacológicos: